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Tras declararse en marzo de 2020 la pandemia por el virus de la COVID19, las enfermeras estamos viviendo altos niveles de estrés por sobrecarga de trabajo y condiciones laborales frágiles que están fomentando el riesgo de padecer problemas de salud mentales como la ansiedad y/o depresión.
El día 13 de enero se celebra como el día mundial de la lucha contra la depresión a nivel nacional, y tenemos que sensibilizar a la profesión, que la depresión aunque sea silenciosa, aunque no se pueda palpar, sí tiene una base científica y biológica. Mirad la imagen de un escáner a una persona con depresión y otra que no lo tiene.
Datos sobre la depresión
La depresión y la ansiedad son problemas de salud mental cada vez más prevalentes que están teniendo relevancia en el momento actual en el que vivimos.
Se estima entre el 20 y el 50% los casos que se derivan desde la Atención Primaria a la atención especializada, fundamentalmente trastornos de ansiedad, depresión y trastornos adaptativos, seguidos por los de conducta alimentaria y trastornos de personalidad. Así lo afirmaba la presidenta de la Sociedad Madrileña de Psiquiatría en una entrevista reciente Redacción Médica.
La situación actual de las enfermeras
Si nos adentramos en el mundo de las enfermeras, con el elevado grado de tensión, el constante contacto con el sufrimiento, la invalidez, la muerte ajena, el exceso de comunicación, las fake news, la falta de formación sobre el virus e incluso la falta de coordinación, junto con los estresores laborales, tales como; jornadas de trabajo prolongadas, medidas de seguridad estrictas, la necesidad permanente de concentración y vigilancia, escasez de los equipamientos de protección, la reducción del contacto social y el riesgo al contagio. Han provocado un elevado nivel de estrés que pone en riesgo a las enfermeras dando lugar a síntomas de ansiedad y/o depresión.
Las enfermeras somos ante todo, personas. Podemos tener sentimientos personales de fracaso y frustración y más, acentuado por situaciones tan extremas como la pandemia que estamos viviendo. Gestionar situaciones conflictivas si no dispones de las herramientas necesarias, puede desencadenar en conflictos emocionales e incluso en una enfermedad mental
Posibles soluciones ante la depresión y ansiedad
Tenemos que dirigir los esfuerzos a la búsqueda de soluciones (y no solo cuando ya la enfermedad mental se ha manifestado).
Aspectos como la gestión eficaz de los recursos humanos, paliando la sobrecarga diaria a la que están sometidas, mejorar el clima laboral, incluyendo protocolos de acogida y seguimiento de competencias individuales, pueden ser alguna de las soluciones que ayuden a prevenir la aparición de estrés y/o ansiedad.
Tener problemas con el sueño o la alimentación, pueden ser indicadores clave de la salud. El cuerpo nos avisa de que no nos estamos cuidando debidamente y debemos prestarle atención.
Las palabras sí importan cuando hablamos de salud mental. Y cabe destacar las recomendaciones para una comunicación terapéutica en el área de la salud mental como son, a modo resumido en un post anterior;
- Prestar atención plena.
- Mostrar una actitud empática.
- Respetar la dignidad de las personas.
- Mostrar la calidez durante la conversación.
- Utilizar palabras neutras y amables ofreciendo espacio para el diálogo.
- Demostrar respeto a las personas.
Tiene que considerarse seriamente fomentar la formación en comunicación terapéutica y/o relación de ayuda. Facilitar la elaboración de estrategias de afrontamiento eficaces ante situaciones de sufrimiento, adversidad e incluso la muerte son necesarias para abordarlas y llevarlas a cabo con éxito. Evitando sufrimiento excesivo.
Rompamos el estigma de la Depresión
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